A 26 años de la Firma de los Acuerdos de Paz, su rezago y total negación por parte de los últimos gobiernos y en especial el actual, presentan un panorama adverso para las familias campesinas, sin leyes en favor de una vida digna, cierre de institucionalidad para la resolución de conflictos históricos agrarios y ambientales, y con la negación a una ley de agricultura familiar, entre otras ausencias que profundizan la pobreza en el campo y falta de empleo. Aún con esta parálisis las economías campesinas sostienen los mercados locales y con ello aseguran el alimento a las cabeceras municipales de los departamentos de Guatemala. #Justicia para el campo.